El acrónimo RAEE hace referencia a los residuos de aparatos electrónicos y eléctricos. Al igual que otros tipos de desechos, los RAEE cuentan con un modelo de gestión para su tratamiento. Conocer qué son los RAEE y cómo se reciclan es una cuestión imprescindible para minimizar su impacto y contribuir a la economía circular.
Los residuos RAEE o RAEES forman parte de la llamada basura o chatarra electrónica. Cuando nuestros aparatos eléctricos o electrónicos se desechan, bastantes de sus componentes pueden tener una segunda vida. Pero no solo se trata de obtener beneficios de estos elementos, sino también de evitar la toxicidad que su vertido provoca. La gestión de los residuos RAEE, pues, puede abordarse desde 2 puntos de vista:
- Un correcto tratamiento de los RAEE para evitar que las sustancias peligrosas con las que están fabricados afecten al medioambiente y a la salud. La gestión de residuos eléctricos y electrónicos debe empezar desde su fabricación y comercialización. Al comprar un nuevo aparato, los establecimientos están obligados a aceptar el antiguo y encargarse de la gestión de sus residuos. Además de los puntos limpios de nuestra población, las grandes superficies cuentan con puntos limpios para desechar pequeños electrodomésticos sin ningún compromiso. Indiscutiblemente se trata de un proceso de responsabilidad compartida entre productores, distribuidores, consumidores y administraciones públicas. De no ser así, el vertido incontrolado de ciertos de sus componentes químicos como los retardantes inflamables, gases o metales como el cadmio, mercurio, litio o níquel resulta gravemente nocivo. En este sentido, existen soluciones para una correcta segregación en origen de los RAEE como son los equipos de compactación de residuos.
- El aprovechamiento de parte de los elementos de los RAEE que son valorizables. Reciclar los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos entra dentro del modelo sostenible de las cinco R: reducir, reutilizar, recuperar, reparar y reciclar. Cualquier aparato doméstico, por ejemplo, contiene materiales como plástico o aluminio, básicos para el sistema productivo. Su reciclaje es sin duda una forma de no desperdiciar los recursos. Este hecho no solo resulta positivo desde una perspectiva económica, sino que también encaja con una adecuada política medioambiental.
Categorías RAEE
Aparatos eléctricos y electrónicos (AEE) tan comunes como lo son los teléfonos móviles pueden albergar hasta 1000 componentes distintos. Se estima que cada año, 50 millones de toneladas de residuos provienen de los RAEE y esta cifra no para de crecer. Con el fin de efectuar un eficaz tratamiento de sus residuos, los aparatos eléctricos y electrónicos se dividen en categorías que especifican su uso y sus cracterísticas. El Real Decreto 110/2015 estipulaba las categorías AEE en un total de 10. Desde el verano de 2018, estas pasaron a ser 7 categorías con sus respectivas subcategorías:
- Aparatos de intercambio de temperatura. Estos cuentan con distintos compuestos químicos como diversos fluorocarburos, hidrocarburos y amoníaco.
- Monitores y pantallas superiores a 100 cm².
- Lámparas.
- Grandes aparatos (mayores de 50 cm). Aquí se incluyen multitud de electrodomésticos, herramientas, juguetes, consolas, equipos de sonido, etc.
- Pequeños aparatos (menores de 50 cm). Los cargadores de móviles y baterías externas son ejemplos de este tipo de aparatos.
- Equipos de informática y telecomunicaciones pequeños (residuos informáticos inferiores a los 50 cm).
- Paneles fotovoltaicos grandes (superiores a 50 cm), con componentes distintos como silicio y teluro de cadmio.
En referencia a la gestión de residuos RAEE, el 19 de enero de 2021 se aprobó el Real Decreto para facilitar la gestión de residuos de pilas, acumuladores y de aparatos eléctricos y Electrónicos (RAEE). Además de unos objetivos estatales marcados, aprender más sobre qué son los RAEE y cómo se reciclan es también tarea de todos los ciudadanos y consumidores.
