Cómo se separan los residuos orgánicos e inorgánicos 

Inicio » Cómo se separan los residuos orgánicos e inorgánicos 

¿Cómo separar los residuos orgánicos e inorgánicos?

La separación de residuos orgánicos e inorgánicos es un paso más en la política europea de gestión de los desechos. La tradicional manera de separar la basura en casa resulta insuficiente para hacer frente a las actuales demandas ambientales. Los vertederos son en parte culpables del calentamiento global y su modelo ha quedado obsoleto e insostenible. Por ello, la Unión Europea ha establecido una normativa de obligado cumplimiento por todos los municipios en cuanto a la gestión de los residuos. En España, varias ciudades ya han puesto en marcha campañas sobre cómo se separan los residuos orgánicos e inorgánicos e implementado su recogida y tratamiento. 

Consecuencias de no separar la basura

Hasta el momento, la mayoría de los hogares sabe perfectamente cómo se separan los residuos inorgánicos. Los contenedores de papel, cartón, vidrio y envases se asocian con un color de sobra conocido y que forma parte de la rutina doméstica. Sin embargo, la realidad demuestra que nuestro ritmo de consumo es superior a los beneficios de recoger la basura de esta manera selectiva.  

Las directivas europeas en torno a residuos y vertederos tienen como claro objetivo reducir su volumen e impulsar el reciclaje. Además de los desechos que ya diferenciamos en el hogar, los municipios tendrán la obligación de recoger separadamente metales, textiles, residuos peligrosos y residuos orgánicos. 2023 es la fecha límite para la implantación de la recogida de residuos orgánicos o biorresiduos y 2025 de los restantes. Pero, ¿cómo se separan los residuos orgánicos e inorgánicos? 

Tras segregar en el hogar los envases, el papel y el vidrio, nos queda un tipo de residuos llamados fracción resto o rechazo. Este tipo de basura no es orgánica como habitualmente se cree. Los residuos de tipo rechazo no pueden descomponerse para realizar compost, destino por el momento principal de los residuos orgánicos domésticos. Se estima que casi un 40% de la basura que se genera en los hogares está compuesta por este tipo de residuos, los cuales pueden ser convertidos en abono para la agricultura. Pequeños desechos de jardinería, cáscaras de huevo, posos de café, mondas de verduras y fruta, restos de comida y servilletas usadas son residuos valorizables, es decir, pueden tener una segunda vida. Otros tipos de residuos como textiles sanitarios, bastoncillos, compresas, polvo, pelo de mascota, maquinillas de afeitar, colillas, ceniza, etc. son residuos que componen la fracción resto.

En la actualidad, los beneficios de recoger la basura de forma segregada no solo se circunscriben al ámbito doméstico. La industria alimentaria se ha apuntado al tratamiento de los residuos orgánicos a través de maquinaria de compostaje in situ que optimizan los recursos y abaratan los costes de traslado. Las bolsas de residuos industriales también permiten separar en origen y realizar un tratamiento de los residuos mucho más eficaz. Por último, son cada vez más las empresas que incorporan equipos compactadores de residuos en sus procesos conscientes de los beneficios que suponen a medio-largo plazo estas soluciones de reciclaje.

Separación de residuos orgánicos

Con la normativa europea se pretende reducir el tamaño de los vertederos en un 10% y, con ello, la emisión de gases y de las sustancias tóxicas que contaminan el suelo y el agua. Además, según un estudio de la Fundación Ellen MacArthur, la producción y suministro de productos que consumimos es causante de casi la mitad de las emisiones mundiales. 

El volumen de basura generada refleja, sin duda, nuestros patrones de producción. Cuantos más bienes se desaprovechan, mayor gasto y agotamiento de recursos empleados en generar otros nuevos. Por este motivo, la Unión Europea ha volcado parte del esfuerzo en revertir esta situación no solo en la industria, sino también en el ámbito privado. Las ciudades tienen el importante reto de reciclar el 55% de todos sus residuos para 2025 y un 65% una década después. En este cometido, la cuestión de cómo se separan los residuos orgánicos e inorgánicos es ya una realidad que contribuye a la reducción de emisiones y estimula la economía.