Existen varias técnicas empleadas en el reciclaje de polímeros, pero no todas son eficientes para convertir plástico en una materia prima secundaria o combustible. Cada vez queda menos para el año 2030, fecha tope fijada por la UE en la que todos los envases o embalajes de plástico deberán ser reciclables o reutilizables. Esto no solo evitará la acumulación de residuos en los vertederos, sino que, además, supondrá un mejor aprovechamiento de los recursos. Conoce con LEANpio cuál es la técnica de convertir plástico en un nuevo producto y sus ventajas.
Reciclado químico de plásticos
Europa genera unos 70 millones de toneladas de plástico al año. De estos, algo más del 40% se incinera para su recuperación energética y un 25% acaba en los vertederos, evidenciando la necesidad de minimizar el problema de residuos plásticos. Son cifras que explican por qué este derivado del petróleo es una lacra para los océanos y está incluso presente en el agua potable. La idea es que para el fin de esta década los envases plásticos contengan, al menos, un 30% de contenido reciclado. Nuestro socio Paxxo es un ejemplo a seguir, actualmente el 50% del plástico usado en la fabricación de las bolsas de basura industriales Longopac es reciclado. Son las medidas de la Directiva Europea de Envases y Residuos de Envases (PPWD). Entre otros objetivos legalmente fijados por la UE están la prohibición de los plásticos de un solo uso, la restricción de los microplásticos y la eliminación de aquellos no reciclables.
Reciclar plásticos es, pues, uno de los desafíos a los que nos enfrentamos no solo de cara al futuro, sino también en este mismo momento. La ciencia es protagonista con las diversas técnicas que ha desarrollado para ello. El reciclaje mecánico y la incineración de plásticos son algunas, pero no resultan del todo completas ni beneficiosas para el medio ambiente. Entre las desventajas del reciclaje mecánico está la dificultad de separar los distintos materiales presentes en un mismo residuo. En cuanto a la incineración, son necesarias grandes inversiones para controlar las emisiones de gas que contribuyen al efecto invernadero. Además, la incineración de plástico produce energía, pero con ella se acaba el círculo de utilización de las materias primas.
Una tecnología que complementa las limitaciones anteriores es el reciclado químico de plásticos. Mediante agentes químicos, biológicos y/o de temperatura se descompone el plástico de polímeros a monómeros con los que fabricar nuevos productos. Entre las distintas técnicas utilizadas se encuentran la gasificación y la pirólisis de plásticos. Ambas permiten fundir los polímeros en pequeños hidrocarburos en una casi/total ausencia de oxígeno. Después, estos se refinan para transformarse en nuevos materiales o combustibles, volviendo así a entrar en la cadena de producción. En este sentido, Biofabrik es una empresa que ha desarrollado la innovadora tecnología modular de VIXLA, la cual convierte residuos plásticos en aceite de pirólisis (una materia prima circular) y syngas (energía verde). Su eficiencia es tal que consigue 1 litro de aceite reciclado a partir de 1 kilogramo de residuos. Este tipo de tecnologías permite descentralizar la generación de energía mediante el reciclaje en empresas. Cualquier tipo de envase, por ejemplo, puede convertirse en electricidad en el mismo lugar donde se genera.
Planta de pirólisis
Con el proceso de reciclaje químico de gasificación del plástico se puede obtener metano y dióxido de carbono. Por su parte, con la pirólisis de plásticos es posible reciclar casi todos los tipos de plástico y convertirlos en una materia prima circular. Una planta de pirólisis es capaz de reciclar kilos de residuos plásticos al día y convertirlos en otros tantos kilos de litros de aceite de pirólisis e incluso obtener combustible (syngas). Residuos altamente contaminantes como son los neumáticos pueden aprovecharse para obtener combustibles alternativos y otros productos petroquímicos de gran valor añadido. Igualmente, el reciclaje químico descompone el material de los colchones para producir espumas nuevas.
Convertir plástico en un nuevo producto mediante pirólisis tiene múltiples ventajas, siendo el impacto ambiental reducido y ausencia de dioxinas o aguas residuales algunas de ellas. Todo ello demuestra la importancia de la I+D+i como forma de alcanzar una economía baja en residuos y CO2.