¿Qué son los residuos invisibles?
La mayoría de la gente cree saber lo que son los residuos porque los ven, no son invisibles. Son los envoltorios del brócoli o la caja de plástico en la se inserta su smartwatch. Son la caja de cartón del ordenador portátil y el mismo ordenador cuando deja de funcionar. Pero, ¿qué pensarían los consumidores si supieran que solo un pequeño porcentaje de los desechos es el real? Son los residuos invisibles, un fenómeno real tan apasionante de descubrir como preocupante para el medioambiente.
Ejemplos
De acuerdo con investigaciones de la Universidad EAE Business School de 2021, los españoles generan 442 kilogramos de residuos por persona al año. Sin embargo, los desechos de los consumidores representan tan solo un 2 al 3%, según afirma Josh Lepawsky, autor del libro Desperdicio, sistemas y energía. Esto se debe a que los residuos visibles y los costes de fabricación son la punta del iceberg. Sin embargo, los residuos invisibles se encuentran sumergidos en procesos difíciles de rastrear. Es en la extracción de recursos, fabricación, transporte y energía utilizada donde realmente se encuentra la mayor parte de los desechos. Los residuos invisibles son, por tanto, el peso pesado de los verdaderos costes ambientales de la producción.
Los residuos invisibles son un hecho especialmente relevante en la electrónica. Este sector constituye una de sus mayores fuentes, no solo por el auge creciente que este tipo de productos tiene, sino por los altos niveles de químicos, gases de efecto invernadero y drenaje de agua precisos para su fabricación. Indudablemente, la mayor parte de la contaminación y los desechos ocurren mucho antes de que las personas adquieran sus dispositivos.
Qué hacer con los residuos invisibles
El reciclaje no es la única solución ante el creciente volumen de los residuos invisibles.
La prevención es el primer paso en la jerarquía de la gestión de residuos, visibles e invisibles. Por ello, las empresas, instituciones públicas y consumidores deben comprometerse en reducir drásticamente la huella ecológica que los procesos de producción ocasionan.
El primer paso es aplicar aquellos instrumentos de control que favorezcan una producción más circular y fomenten la reparación, reutilización y reciclaje. Asimismo, los consumidores carecen de la información necesaria para comprender el impacto ambiental real de un producto. Es necesario que lo invisible sea visible para que los compradores puedan tomar decisiones responsables.
Los residuos invisibles nos cuentan la gravedad de que la sostenibilidad industrial no vaya en paralelo a la medioambiental. La adopción de medidas contra la obsolescencia programada es urgente, ya que los beneficios económicos y tecnológicos nunca pueden estar por encima de cuestiones tan graves como sobreexplotación de recursos.